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2013/08/28

2063: la educación

Pereira 2063: la educación (IV)

@orlandoparrag ciberplural@gmail.com
El cerebro. Finalmente habremos aprendido que todo el sistema educativo parte del cerebro. De su estimulación. Por ello, las pocas familias que opten por asumir la responsabilidad de procrear, sabrán que desde el momento mismo de la concepción adquieren –por norma legal- la obligación de estimular el desarrollo cerebral de su hijo. Hijo único, pues el país habrá adherido a la convención internacional que ante el inminente desastre ecológico habrá establecido el hijo único por familia como urgente necesidad planetaria.

Estos bebés nacerán “con una Tablet debajo del brazo” a los 4-5 años lo normal será que escriban y lean de manera digital. En la Pereira del 2063 sólo los maestros con doctorado, los mejores, y los mejor pagostendrán el privilegio/responsabilidad de relacionarse con los niños antes de su pubertad (12-13 años). La escala se habrá invertido: los mejor remunerados serán los maestros de preescolar…

El rol del maestro habrá cambiado radicalmente. Así como lo habrán hecho las escuelas y los colegios. De hecho, habrá pocos físicamente, pues la mayoría serán virtuales. El esquema que permitía a muchos padres “depositar” sus hijos por horas en instituciones educativas estará en plena crisis. Cada vez será más claro que con una Tablet bien utilizada, y con la permanente presencia virtual de un docente, los niños y niñas podrán aprehender a cualquier hora del día, en cualquier sitio donde se encuentren, pues podrán conectarse con sus docentes bien en sus teleoficinas caseras o en sus teléfonos-tablets para indagarles. Por ello lo normal será que las personas se gradúen de colegios virtuales, por cierto, colegios de cualquier parte del mundo, y lo extraño será que lo hagan de colegios presenciales. En las universidades sucederá otro tanto

En el 2063, la masificación del acceso a la WWW  World Wide Web a la internet y el uso (virtual) de diversos idiomas hará que las diferencias entre egresados del sector privado y del sector público sean prácticamente imperceptibles. Además habrá infinidad de diplomados y similares gratuitos con universidades de cualquier parte del planeta accesibles desde una tablet.

Habrá un Museo-Biblióteca llamado Jaime Ochoa Ochoa, será una obra descomunal donde se sumarán casi todas las biblio y hemerotecas que conocíamos en el 2013…en ninguna parte habrá “colecciones de libros o revistas” lo que habrá serán espacios para acceder a la red donde a cada usuario se le facilitará una Tablet para que pueda buscar gratuitamente y a una altísima velocidad la información  que desee…por cierto, tampoco habrá sillas o mesas: habrá cojines …cada persona se sentará dónde quiera y cómo quiera.

Ya algunas universidades habrán dado el salto a un currículo único el cual sólo tiene las siguientes materias *Lógica *Ética y *Acompañamiento Profesional . Las clases presenciales –y los salones- habrán ido desapareciendo. Cada vez más lo que se darán serán encuentros personales o semipersonalizados con los docentes de lógica para aprender a desarrollar la capacidad de análisis, y los talleres vivenciales de ética donde se prepararán a los futuros profesionales. Acompañamiento Profesional, será la suma de las demás clases que serán personalizadas pero esencialmente se darán vía email y teleconferencia personal. En esencia la tarea de los docentes universitarios será guiar a  sus estudiantes en búsquedas de textos, materiales y videos tutoriales en torno a las profesiones que han escogido.

2017/11/05

JAMES FONSECA M.

En 1998, tras charlas con JB Londoño –a quien también rindo homenaje aquí- creamos Pereiranos por la Paz y allí con Patricia Salazar, ¿Carlos Arturo Caro? Alebetanji y otros –con la bendición del hoy encargado de la visita papal, Monseñor Suescún- se creó una comisión de ética que evolucionó a Risaralda Ética, y de allí a Vigía Cívica: https://www.facebook.com/vigiacivicaa/.
En algún momento conocí a James, al CIUDADANO: “…miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes”. Lo que sí recuerdo es que he tratado de aprehenderle.
-Creía que la corrupción (en Occidente) era Colonial, del medioevo, pero James cuenta que es más antigua: “ya desde el Imperio Romano hubo escándalos de corrupción que salpicaron el Senado y causaron el asesinato de Julio César. Entonces, como medida  extraordinaria inventaron las APP y privatizaron las vías que en algunos puntos del imperio construían y mantenían los privados e, increíble, privatizaron el ejército. Cualquier privado armaba su legión y a su costa la mantenía e iban a la guerra en nombre del imperio y con el dividían el producto…”
-¿Sabía que en Cacombia, digo, Colombia, la corrupción NOOO es delito?…¡sí! …y entonces ¿por qué hay tanto encanado?: “Están penalizadas la celebración indebida de contratos y el cohecho. Pero la corrupción, como tipo penal NO lo tenemos. Entonces casos tan graves como las puertas giratorias, NO tienen sanción penal, porque no hay aprovechamiento económico directo. Los favores a los amigos son actos de corrupción, pero si NO hay contrato o dádivas probadas, NO se configura el delito. Las violaciones a las normas de inhabilidad solo se sancionan con multas y eventualmente con destituciones…” ¡!
- Finalmente (son muchas, pídanle una conferencia!) ¿Sabía que existe la “corrupción transparente"?... ¡Pues sí!... En este audio la explica con un ejemplo local: Minuto 14:25 en https://co.ivoox.com/es/agora-civica-14-agosto-2017-audios-mp3_rf_20405061_1.html
Larga vida a James, a Vigía Cívica, a los Néstor Arango, Roberto Gálvez, Luis Fernando Gaviria, las Leonor Mari Marmolejo, y otros (as) que han sabido proteger a este ciudadano, y a ese esfuerzo, incluso de aquellos (as) a quienes les duele mucho que les desaprueben y -por ello- confunden sus tareas cívicas con sus ejercicios personales: “Debe ser un asunto de Ego”: ¡pranayana estimados (as)!
SERIE: ¡En vida, hermano, en vida! (http://ow.ly/KpNRG)
POR AHORA: ¿Hasta cuándo se permitirá la privatización diurna y nocturna de vías -especialmente las usadas por el transporte MÁS SUSTANCIAL: el público!- por quienes se niegan a entender que (ya) deben tenerles o subsidiarles parqueaderos a sus clientes? 
martes 5 septiembre 2017

2016/01/06

La tortura


Independiente de la ética, un trabajo científico logra demostrar por qué está tan mal este tipo prácticas, sin importar las razones y justificaciones que le quieran anteponer.

Neurociencia de la tortura: Estudio científico sobre esta aberración



Las historias de ficción, en el cine, la literatura y la televisión, nos enfrentan a las contradicciones reales que implica la práctica, más o menos oculta, de la tortura en nuestras sociedades, obligándonos como espectadores pero también como ciudadanos a cuestionarnos su validez y su permisividad. Estas ficciones, en las que a menudo se manipula emocionalmente al espectador, suelen instarnos a elegir entre unos principios morales que creemos incuestionables y la posibilidad de salvar las vidas de un grupo incierto de personas inocentes.Generalmente todo suele salir bien, la tortura se mantiene dentro de los límites de lo aceptable, a menudo basta con la amenaza, y el prisionero confiesa dónde han puesto la bomba y entrega a sus secuaces. Pero la realidad no suele ser así. Nunca es así.
Estos días, en los que aún estamos conmocionados por los recientes atentados en París y la escalada de alarma y peligro que han conllevado en nuestro entorno, se alzan las voces que piden medidas excepcionales para hacer frente a la amenaza terrorista: declaraciones de guerra, cambios en los códigos penales, restricción de derechos civiles, bombardeos preventivos o de castigo y un largo etcétera. El uso de la tortura con el fin de obtener información que permita evitar atentados o perseguir células terroristas es uno de estos límites, un límite marcado claramente por la Declaración de Derechos Humanos y otros convenios y que, sin embargo, ha sido ignorado y pisoteado repetidamente en situaciones como las que hoy vivimos.
Es necesario alertar de los peligros que implican para los ciudadanos, para nuestro Estado de derecho y para las libertades que son nuestro principal patrimonio, prescindir a conveniencia de nuestros principios éticos. También la ciencia, pese a que algunos aún la consideren como una mera herramienta, puede y debe participar en este debate en el que se ve inmersa nuestra sociedad, aportando argumentos y reflexiones, así como sus herramientas más valiosas, la objetividad, el espíritu crítico y el análisis y la contrastación de los datos. Veamos, por tanto, qué pueden decirnos sobre la tortura y su pretendida efectividad —principal argumento de quienes la defienden— los estudios realizados desde el campo de la neurociencia, ese área de la ciencia especializada en el sistema nervioso y, por tanto, en el cerebro.
En diciembre de 2014 se hizo público el resumen de una investigación impulsada por el Comité de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos sobre las prácticas de tortura cometidas por la CIA en los primeros años de esta llamada guerra contra el terror. Las conclusiones son espantosas y aunque solo se ha hecho público un sumario de quinientas páginas de las más de seis mil del informe, el extracto asegura que se torturó a más personas y de forma más brutal de lo que se había admitido hasta entonces, que la CIA manipuló a la opinión pública y a la prensa, engañó al poder legislativo y que, en contra de algunas declaraciones interesadas, de todo ello no salió ninguna información provechosa, nada. Además, la reputación internacional del país quedó gravemente dañada, el incumplimiento de los tratados internacionales, patente, y las posibilidades de ser un agente principal para una evolución positiva en el mundo islámico quedaron prácticamente anuladas. Una lección que los defensores de «el fin que justifica los medios» no deberían olvidar.
No hay estudios científicos, es decir, realizados en un entorno controlado y siguiendo las pautas establecidas para poder contrastar resultados, sobre la tortura. La ética lo impide, incluso si hubiera voluntarios. Desgraciadamente hay numerosas víctimas en las que se han podido explorar sus efectos físicos y psicológicos y también se han dedicado muchos esfuerzos a estudiar la tesis de si la tortura produce información veraz y si esta práctica terrible es realmente más eficaz que un interrogatorio normal. Estas son las principales conclusiones:
El cerebro torturado no funciona con normalidad
Los neurocientíficos saben que el sistema nervioso central reacciona al miedo, al estrés, al dolor, a las temperaturas extremas, al hambre, a la sed, a la privación de sueño, a la privación de aire, a la inmersión en agua helada, es decir, a todas las prácticas asociadas a la tortura. El estrés prolongado provoca una liberación excesiva de hormonas como el cortisol. Estas hormonas dañan el hipocampo —una estructura cerebral clave para codificar y recuperar memorias—, incrementan el tamaño de amígdala —otra zona cerebral que une un componente emocional a la memoria, dirige la atención y se comunica con otras regiones cerebrales— y afecta negativamente a la corteza prefrontal —que se encarga de la toma de decisiones, el juicio y el control ejecutivo—. Estas intervenciones generan problemas en la memoria, alteran el ánimo y nublan  la claridad mental y la toma de decisiones racionales.
Los torturadores esperan destruir la resistencia de la persona y obtener información fiable de un sujeto que no desea colaborar, pero el cerebro del sujeto está alterado en algunas de sus funciones básicas, con lo que es lógico suponer que su capacidad de proporcionar información fiable está gravemente alterada también.
La tortura altera los recuerdos
Con frecuencia el dolor y el estrés afectan al proceso de consolidación de lo que el detenido ha visto y vivido, es decir, distorsionan su memoria, haciendo que se incapaz —incluso aunque lo desee— de recordar aquello sobre lo que se le pregunta. Las víctimas privadas de dormir están desorientadas y confusas y pueden convencerse a sí mismas de lo que los interrogadores están sugiriendo, creando pistas falsas. El sistema de muchos interrogatorios, repetir y repetir una historia bajo condiciones de estrés, es uno de los métodos más eficaces para introducir falsos recuerdos entre las memorias reales. Una investigadora lo comprobó con un grupo de personas, convenciéndoles de que siendo niños se habían perdido en un centro comercial. Comenzó diciéndoles, individualmente y de forma casual, que uno de sus padres se lo había comentado, después sugirió que imaginaran cómo podría había sido. Tras varias sesiones, un tercio de los voluntarios eran capaces de «recordar» cómo había sido esa experiencia que nunca existió.
La tortura pierde eficacia rápidamente
El dolor es un mecanismo de defensa que sirve para evitar al organismo un daño mayor. Cuando el daño ya es terrible, el dolor simplemente se apaga, algo que conocen muchas víctimas de un accidente de tráfico. Una tortura demasiado rápida causa normalmente que la persona pierda la sensibilidad o se desmaye. Además, diferentes personas tienen distintos umbrales para el dolor y algunos tipos de dolor enmascaran otros por lo que, aunque suene terrible, no es posible torturar de una forma científica, no hay forma de medirla y mantenerla dentro de unos límites. El torturador avanza a ciegas sobre las sensaciones de su víctima, las distintas sesiones suman abyección pero no avanzan en ningún sentido.
No hay niveles de tortura
Los torturadores lo saben y por eso siguen normalmente dos estrategias: aplicar el máximo dolor que su víctima pueda soportar, yendo al límite casi desde el comienzo y, en segundo lugar, explorar distintas técnicas, distintos tipos de agresión y dolor, intentando localizar las fobias y debilidades específicas de su víctima. Un resultado evidente es que las posibles normas sobre el grado de violencia aceptable se saltan siempre, no hay niveles aceptables de tortura, no hay nunca un uso limitado y medido, hay tortura y punto.
La tortura corrompe a la organización que la realiza y a todos los que participan
Los senadores norteamericanos, ante las conclusiones del informe, quedaron asombrados de la incompetencia de la CIA, con actuaciones que llevarían a la ruina a cualquier ferretería, como no saber dónde estaban las personas bajo su custodia, no atender a las quejas de sus empleados ni llevar a cabo estimaciones fiables del resultado de sus procedimientos. Rejali, un investigador dedicado al tema de la tortura, ha escrito que las instituciones que torturan, sea el ejército francés en Argelia, el ejército argentino en Argentina o la CIA en su lucha contra elterrorismo internacional, disminuyen su profesionalidad al mismo tiempo que hunden su estatura moral.
La tortura degrada también a las personas que colaboran
Un grupo de directivos de la American Psychology Association se asociaron con oficiales de la CIA y el Pentágono para evitar que la principal organización profesional de los psicólogos estableciera normas éticas que habrían impedido o dificultado la participación de estos profesionales en los «interrogatorios coercitivos» de Guantánamo. Tras la colaboración de estos directivos de enorme prestigio con las agencias de defensa existían intereses económicos, algo que ha sido un escándalo dentro de la profesión. Cuando estas actuaciones fueron conocidas,Nadine Kaslow, otra directiva de la APA, declaró que «sus acciones, políticas y falta de independencia respecto a la influencia gubernamental demuestran que no se estuvo a la altura de nuestros valores. Lamentamos profundamente, y pedimos perdón, por el comportamiento y las consecuencias que se derivaron. Nuestros asociados, nuestra profesión y nuestra organización esperaban, y merecían, algo mejor».
La tortura impide la recogida voluntaria de inteligencia
El factor principal, tanto para resolver un asesinato como para hacer caer a una red terrorista, es la cooperación de la población. La tortura rompe la confianza entre los ciudadanos y las fuerzas de seguridad —el respeto y la afección hacia estas últimas disminuye y el miedo no sirve de puente— y hace que lo que antes era una investigación normal, bajo un paraguas de colaboración y reconocimiento mutuo, sea ahora mucho más difícil y mucho menos provechosa.
Las víctimas de la tortura aportan información que casi nunca es fiable
Información que además para los servicios de inteligencia es muchas veces contraproducente, haciéndoles gastar tiempo, dinero y recursos humanos y materiales en callejones vacíos y pistas falsas. Los prisioneros rápidamente aprenden que cuando hablan no les tienen la cabeza debajo del agua; es decir, hablar significa menos sufrimiento. Por lo tanto, hay que hablar a toda costa y no importa si lo que se dice es cierto o no lo es. Algunos detenidos intentarán dirigir a los torturadores hacia antiguos enemigos suyos, muchos mentirán y dirán cualquier cosa con la esperanza de que la tortura termine. El informe del Senado encontraba numerosos casos en ese sentido. De hecho, cuando el interrogado daba información veraz, a menudo no era creído, algo que le pasó al senador John McCain, uno de los impulsores del informe, cuando fue prisionero de guerra en Vietnam del Norte. Los estudios realizados demuestran que las agencias torturadoras son incapaces de distinguir la información falsa de la fiable.
La tortura daña la causa del torturador
La disonancia cognitiva necesaria para infligir daño conscientemente a un semejante desarmado genera unos síntomas parecidos a los del trastorno de estrés postraumático. Según el libro None of Us Were Like This Before(Verso, 2010) de Joshua Phillips, muchos de los veteranos estadounidenses que realizaron torturas en Irak experimentaron una intensa culpa, cayendo un alto porcentaje en el consumo de drogas. Los ingleses que torturaron en Irlanda del Norte también declararon que lo que habían hecho estaba mal, con lo que ello implicaba de caída de la moral y confianza en la propia causa.
Muchos torturados son inocentes
Un estudio del programa Phoenix, un proyecto de la CIA bajo cuyo amparo se torturó y asesinó a miles de personas durante la guerra de Vietnam, encontró —según Ryan Cooper— que por cada guerrillero del Viet Cong torturado se torturó a treinta y ocho inocentes. Otros estudios han encontrado que la proporción era incluso mayor, de setenta y ocho a uno.
La tortura es en ocasiones una vía hacia el enriquecimiento personal
No solo tenemos el caso de los directivos de la APA que mencionábamos anteriormente. Los responsables sudvietnamitas del proyecto Phoenix eran a menudo burócratas incompetentes que se lucraron con las pertenencias de sus víctimas, dándose casos en los que incluso aceptaron sobornos para liberar a detenidos que sí eran realmente miembros del Viet Cong. Algunos militares argentinos obligaban a los secuestrados bajo su custodia a firmar contratos de compraventa de sus propiedades a su favor. La tortura es el negocio del torturador.
Por todo ello, más allá del ataque frontal contra los principios y valores sobre los que hemos construido todo aquello que hoy queremos defender, la tortura es un método burdo y de malos resultados para obtener información. Las fuentes de error son sistemáticas e imposibles de erradicar. Las memorias verídicas se borran, se distorsionan y se alteran por culpa de la propia tortura. Se ha llegado a decir que disparando al azar en una multitud hay más posibilidades de acertar a un enemigo que siguiendo las pistas obtenidas con la tortura de un detenido.
Así, más allá de los estudios científicos pero reforzados por estos, la perspectiva que nos proporcionan los últimos catorce años de lucha contra el terrorismo islámico nos dice claramente que en ningún caso debemos dejar en segundo plano los valores éticos y morales que nos constituyen como sociedad y como individuos, que lejos de sacrificarlos en pro de un bien mayor debemos reforzar nuestro compromiso con los derechos humanos y que la tortura nunca, jamás, es el camino. La tortura está prohibida porque es inmoral, cruel e inhumana, pero además es inútil, mina la autoridad moral de quien la práctica, hace avanzar la causa de los terroristas y daña profundamente los estados de derecho. José Ramón Alonso. Con información de Jotdown.es.

2008/11/02

VERGÜENZA NACIONAL (II)
tratando de entender...el fondo...el fondo...la forma dejemosla a los efectos Alka Seltzer de los telenotisangrelight...
Los porqués de una derrota ética
Por: Ricardo García Duarte*.
Varios factores, entreverados, pueden influir para que la seguridad del Estado incorpore en cualquier nivel este tipo de lógicas propias de actores ilegales o, incluso, criminales.
De una parte, el propio efecto de escalada —característico de todo conflicto armado— arrastra consigo esas derivas que se traducen en prácticas atentatorias del derecho de gentes.
Y si a la dinámica de escalada militar se añade la polarización ideológica que viene envuelta en el empaque de un discurso excesivamente simplificador respecto del enemigo, entonces en el curso del enfrentamiento, la tentación de violar la norma internacional humanitaria estará siempre a la orden del día.
La deriva que representan los delitos de lesa humanidad es alimentada por la intervención corruptora de un actor que, como el narcotráfico, posee los recursos financieros y el interés explícito de exterminar o de expulsar de ciertas regiones al mismo enemigo que el Estado ha venido combatiendo.
Finalmente, la contemporización de un sector de las élites con estas prácticas ilegales y con los agentes estatales que las llevan a cabo, le sirve como un escudo protector, bajo la excusa de que están defendiendo a quienes han sido injustamente acusados por cumplir con su deber de patria.
Ese marco de lógicas que se mueven alrededor de la política de seguridad explica la adopción de conductas ilegales y de prácticas violatorias de los derechos humanos, que resultan funcionales al interés de combatir al enemigo interno.
Así parece haber ocurrido dentro de las distintas violencias y a lo largo de sus varios períodos históricos. Por estos días se ha vuelto a hablar de otra forma de la “guerra ilegal“, a raíz de las matanzas de Trujillo y del nuevo proceso judicial al cual fuera llamado el general (r) Rito Alejo del Río.
Algo indica que se trata de líneas constantes, que atraviesan los distintos modelos o doctrinas dentro de la seguridad del Estado, líneas que inficionan esta política y que consiguen sobreponerse a los propios autocontroles que se impone el Estado.
Con los cuerpos inertes e inermes de los jóvenes desaparecidos se pretendía significar la derrota del enemigo terrorista. En realidad, de probarse la conjetura de que no murieron en combate sino asesinados para que lo parecieran, dichos cuerpos probarían todo lo contrario: la derrota ética del Estado o, al menos, la de los agentes que de ese modo lo comprometen en desviaciones tan contrarias a la ley.

Lógicas ilegales
Cualquier cosa podrá sobrevenir entonces, si la Seguridad llegara a medirse en términos de cuerpos sin vida. La estrategia de controlar al enemigo para minimizar los daños que pueda causar sería sustituida por un desenfreno con ribetes de esquizofrenia, en medio del cual los muertos serían la medida de la derrota que se infringe al enemigo.
A juzgar por las revelaciones hechas por los jefes “paramilitares” en las audiencias de Justicia y Paz, ese parecía ser el signo de su loca carrera por eliminar guerrilleros y por controlar territorios. Ahora bien, el caso de los muchachos desaparecidos en Toluviejo, en Soacha o en Ciudad Bolívar, y encontrados bajo tierra como N.N. en Ocaña o en Cimitarra, estaría evidenciando –si se comprueba que no murieron en combate– la incorporación en la Seguridad del Estado de esa lógica insensata de eliminar pobladores sin discriminación alguna, con tal de expulsar a los guerrilleros de una zona.
En el caso de los jóvenes desaparecidos, esa irracionalidad alcanza contornos inesperados. Contornos de comercio fríamente calculado y de farsa bien montada. Comercio y farsa que, si no tuvieran de por medio víctimas inocentes, parecerían rayar con la comedia. Ya no se trataría siquiera de eliminar vecinos del lugar, bajo la sospecha o el pretexto de que simpaticen con la guerrilla. Se trataría de eliminar personas que nada tienen que ver con el contexto social o geográfico del conflicto para hacerlos figurar como enemigos armados.
En tal caso, el medio, que consiste en abatir a alguien, se distancia completamente del fin que es doblegar al enemigo para preservar la Seguridad del Estado. El medio queda completamente distanciado, si no divorciado, del fin. Sencillamente el dar muerte a un joven desempleado de Soacha nada tiene que ver con debilitar o doblegar a un frente guerrillero en Norte de Santander o en Cimitarra. El medio se agota en sí mismo, se vuelve sobre sí, antes de llegar materialmente al fin al que debía apuntar. En realidad, el acto mediador, que es la eliminación física de otro, no tiene nada que ver con el fin de doblegar a un frente enemigo. El medio que es matar se resuelve en sí mismo, sin que se vincule directamente con el objetivo de doblegar a un enemigo del Estado. Este objetivo se vuelve distante y queda envuelto en la niebla de la simulación.
Ese medio violento que es, en todo conflicto, la desaparición física del enemigo, se torna así más densamente ilegal. La eliminación de un enemigo fuera de combate y sin formula de juicio, sería ya enteramente ilegal. Pero la ejecución extrajuicio es doblemente ilegal si no se trata de un “enemigo” combatiente; y lo es mucho más si la ejecución tiene lugar para crear el efecto simulado de que se ha terminado con un enemigo combatiente, previa una serie de actos premeditados y organizados.
Que este tipo de actuaciones puedan ser ejecutadas por agentes oficiales, sin importar su rango, indica las posibilidades de amalgamamiento entre conductas legales e ilegales, justas e injustas, humanizadas o deshumanizadas que, a cubierto de la Seguridad, se vertebran dentro del Estado en función del fin superior de derrotar a un enemigo interno. Y de una manera tal que la aproximación a ese fin debe medirse por la cantidad de cuerpos abatidos.
*Análisis de razonpublica.org.co. Politólogo con estudios de Doctorado en el Instituto de Estudios Políticos de París (SciencesPo). Magíster en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos.
Más en http://www.elespectador.com.co/impreso/nacional/articuloimpreso87374-seguridad-resquebrajada?page=0,0

2012/06/24

Ep_$alud_negocio


Ep_$alud_negocio

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PobreEl mejor 
“Los servicios de salud  han derivado en una actividad donde prima el ánimo de lucro sobre la garantía del derecho a la vida y la salud”…“un sistema que hoy no cumple con el objeto de garantizar el derecho a la salud para todos”.
 Eso que lo digamos ciudadanos del común, y de manera masiva, pesa, pero si lo dicen ciudadanos exministros de salud, pesa aún más.
Hace escasos días varios de ellos le enviaron una carta abierta al Presidente de la República, donde le recuerdan sus palabras, y le reclaman hechos, le plantean una “reforma estructural, de fondo”, y además le dicen que se pueden usar “recursos y procedimientos, muchos de ellos atascados dentro del sistema mismo”. Este es el texto (http://ow.ly/bGxEG)
 “Para los ex Ministros de Salud que firmamos esta respetuosa misiva, resulta inevitable pronunciarse sobre la deplorable situación  del sistema general de salud que en nuestro criterio afronta una crisis estructural y se convierte en una obligación moral y ética, personal y colectiva, ofrecer nuestro concurso  para cambiar el rumbode un sistema que hoy no cumple con el objeto de garantizar el derecho a la salud para todos.
“Debemos abordar responsablemente a nuestro criterio, dos inaplazables situaciones:
“1. Situación crítica para los usuarios del actual sistema, los cuales a diario son víctimas de sus fallas que, parafraseando al ex presidente Lleras Restrepo, son leves, graves y mortales. Ello debe mejorarse en el corto plazo encontrando recursos y procedimientos, muchos de ellos atascados dentro del sistema mismo,  que permitan aliviar la grave situación de sus componentes, especialmente de los prestadores de servicios de salud. 
“2. Reforma a las estructuras del actual sistema de salud. Los servicios de salud  han derivado en una actividad donde prima el ánimo de lucro sobre la garantía del derecho a la vida y la salud. Creemos indispensable que la ética del juramento hipocrático vuelva a ser la esencia de su funcionamiento, por lo cual se hace necesario la reforma estructural, de fondo, del actual ordenamiento que no aguanta más remiendos.
Nuestra posición guarda correspondencia con la certera declaración del señor Presidente en días pasados cuando anotó: “la salud no puede ser un negocio…la salud es un servicio social y es un derecho que tienen los colombianos y con ese principio hay que actuar y hay que encontrar esas soluciones” expresión que recoge el sentimiento de la gran mayoría de los colombianos, la cual compartimos.
“Nuestra responsabilidad con el país  no terminó con nuestro paso por el Ministerio de Salud. Ella sigue vigente. Por eso, para el propósito referido cuente, señor Presidente, con nuestro irrenunciable concurso. Con sentimientos de consideración y aprecio,  
“Maria Teresa Forero,Jose Félix Patiño,Camilo Gonzalez Posso, Eduardo Díaz Uribe, Alonso Gómez, Efrain Otero, Gustavo de Roux, Antonio Navarro Wolff”.
Soy un defensor racional del gobierno Santos. Creo en ése “traidor de clase”. Pero hay varias situaciones en las que debe haber menos palabras y más hechos, entre ellas: el choque  Minería vs Biodiversidad y  “la salud NO puede ser un negocio…”

2011/08/28

El culto al avispado por ROBERTO ARENAS MEJÍA

El culto al avispado








Alguna vez mencionamos los resultados lamentables de un estudio hecho por una importante firma de investigaciones, sobre la percepción que tenían los jóvenes entre los 13 y los 18 años sobre el significado del bien y el mal. Las respuestas fueron aterradoras, pues los entrevistados entendían el mal como la eventualidad de que los cogieran en un hecho ilegal y no el hecho en sí.

Pues bien, lo que estamos observando es la construcción de una cultura de la ilegalidad que ya corroe los cimientos de la sociedad colombiana sobre lo cual no es necesario dar explicaciones. Basta mirar los periódicos diariamente y todos los escándalos que se publican para entender lo que estamos afirmando. El Rector nacional de la Universidad Eafit, Dr. Juan Luis Mejía Arango, en notable conferencia de esta semana nos habla sobre esta cultura de la ilegalidad que se ha tomado a Colombia, en el marco de un trabajo académico que se denomina “Atreverse a Pensar” a través del cual EAFIT llamará a la reflexión para tratar de prevenir el estado actual de cosas. A la manera de las políticas de salud, es preferible prevenir que curar o reprimir. La construcción de este estado de cosas ha pasado por la cultura popular, dice el Rector Mejia Arango: “Frases como “al que se vuelve miel, se lo lamben”, “antioqueño no se vara”, “por la plata baila el perro”, “la plata busca la plata”, “la ocasión hace al ladrón”, “hecha la ley, hecha la trampa”, son refranes que dan fe de una sabiduría popular propia, que inmovilizan el pensamiento y son aceptadas por buena parte de la sociedad…como un culto al avispado”. “Son una exaltación al pícaro mas no a la picardía” Agrega el Rector en su texto: “El culto al avispado” es el que caracteriza a ese “vivo” que fue a la universidad de la calle, que no habla sino que come de cuento, que no hace negocios sino que saca ventaja, que se las sabe todas, que se enriquece rápido y que se cree superior a los demás. Por eso, surgieron fenómenos como el contrabando situación tolerada inicialmente y que fue, en palabras del directivo, la grieta ética por donde se coló el narcotráfico, producto de una incapacidad para construir una ética civil….. En fin, el colombiano promedio cree que mentir y engañar hacen parte del éxito en la vida. (Agencia de Noticias EAFIT) La pregunta que es necesario hacer ahora es: “Puede la sociedad colombiana subsistir con este estado de cosas?. Veamos algunas percepciones: Colombia ante el Observatorio que mide la transparencia de los estados en el mundo ocupa el lamentable lugar 78, lo cual no construye confianza entre naciones ni entre inversionistas internacionales potenciales. El país se percibe como un país con poca transparencia en sus negocios. La Auditoría General de la República estima que la corrupción puede producir 3.8 billones de pesos perdidos, lo cual equivale a los resultados de una reforma tributaria. Los empresarios en un 60% consideran que los negocios con el estado no son fáciles ni transparentes. El 67% de ellos considera que la confianza ciudadana en las instituciones del estado está resquebrajada. Sólo el 7% de los empresarios considera que los recursos para la reconstrucción nacional, a raíz de la reciente tragedia invernal, serán bien invertidos. El 42% cree que la corrupción en el estado dificulta el clima de los negocios. De otra parte la cultura del no pago de los impuestos mina la economía nacional. La Tasa de Evasión de Impuestos representa el 25.3% del debido a cobrar. El IVA dejado de pagar equivale al 2% del PIB. En cuanto al riesgo electoral: 544 municipios están en grave riesgo de fraude electoral. 447 municipios están en grave riesgo de violencia durante el proceso. 241 municipios pueden sufrir ambos fenómenos. Todos estos datos que aporta la conferencia mencionada, servirá para una propuesta concreta de EAFIT, en la cual se planteará que la sociedad debe reflexionar y actuar a través de procesos de educación ciudadana, en una cultura de la legalidad, antes de que sea demasiado tarde. Un país como el nuestro no puede aceptar el robo continuado de los recursos públicos, mientras ve avanzar la pobreza sin atenuantes. El mundo será cada vez más interdependiente y no podemos ser parte de los países parias que nadie respeta.

http://www.latarde.com/opinion/columnistas/47121-el-culto-al-avispado.html

2007/03/19


ETICA MUNDIAL. LO BASICO
"1. Responsabilidad por una cultura de no violencia, respeto por la vida, no matarás, no torturarás, no atormentarás.
2. Responsabilidad por una cultura de tolerancia veraz. No mentirás ni engañarás.
3. Cultura de la solidaridad y orden económico justo. No explotarás económicamente, ni robarás, ni sobornarás.
4. Responsabilidad de la igualdad de derechos y cooperación entre hombre y mujer. NO hacer mal u
so de la sexualidad, no engañes, humilles, ni degrades.
Esto es en pocas palabras la base de la ética mundial" Hans Kung

Mas en http://www.elespectador.com/elespectador
/Secciones/Detalles.aspx?idNoticia=7188&idSeccion=25

2015/04/09

Carlos Gaviria Díaz

4 ABR 2015 - 7:53 PM
Homenaje familiar

Carlos Gaviria Díaz, ‘El Papá’

Ana Cristina, Natalia, Juan Carlos y Ximena, hijos del fallecido exmagistrado, se despiden de su padre.
Por: Especial para El Espectador en http://www.elespectador.com/noticias/politica/carlos-gaviria-diaz-el-papa-articulo-553225 

Es difícil expresar de manera pública la concepción sobre nuestro querido padre (‘El Papá’, como le dijimos siempre), en medio del dolor profundo que sentimos por su partida. Nos abruma exteriorizar nuestro duelo. Lo entendemos, porque reconocemos que fue un hombre público que dedicó su vida a defender desde diversos escenarios los derechos sociales e individuales, la libertad y la igualdad.
Reivindicamos que siempre hubo coherencia entre su vida pública y privada. El respeto por la autonomía y la dignidad personal, así como el dolor por la desigualdad y las exclusiones, siempre fueron temas de nuestro ritual en torno de la mesa del comedor y principios rectores de nuestra educación.
Siempre fue consciente de que defender sus principios tenía un oneroso precio, y que ese podía ser el de su vida, como lo comprendimos con resignación. A su lado tuvimos que soportar difamaciones, calumnias, persecuciones, que nos causaron profunda pena, tal como sucedió cuando se pretendió afirmar su simpatía con grupos al margen de la ley. Infamia manifiesta, puesto que siempre –incluso, claro está, desde el interior del hogar- rechazó cualquier forma de violencia.

Exaltamos que nuestro padre logró ser lo que se trazó desde su juventud: un profesor, o mejor, un maestro. Palabra que en su caso no corresponde a un formalismo. Sus discípulos, sus amigos y sus hijos le reconocemos esa condición. Nuestro padre sabía que la palabra desprendida del gesto que enseña, es una palabra vacua. Eso era él, un profesor honrado, una persona transparente, un idealista, un hombre ajeno a las mañas de la política (o de la politiquería, en nuestro medio). Por ello nos causó preocupación su incursión en el ámbito de la política nacional, tan distante en su praxis de su forma íntegra de actuar.
‘El Papá’ fue un hombre racional, pero extremadamente sensible y nos trató siempre con un enorme cariño. El respeto por nuestras decisiones, nuestra autonomía y nuestra independencia, fueron para él principios irrenunciables. Por ello nos enseñó a aceptar nuestras diferencias y a fortalecer nuestro fuero interno, parámetro fundamental para obrar de forma ética.
Predicaba y actuaba desde la decencia, su gran obsesión. Cualidad que traslapaba con la sensibilidad, que lo acercaba a sus amigos en sus conversaciones infinitas, que lo hacía sollozar al discernir sobre una novela entrañable, o al escuchar algunos versos o piezas musicales. La misma que desplegaba en su trato sincero a las personas que trabajaban con él.
La relación con nuestro padre estuvo signada por el afecto infinito. Afecto verbal y afecto físico: los besos (a su mujer, a sus tres hijas, a su hijo, a sus nietos, a su nuera y a sus yernos), las caricias (de las que todos fuimos permanentes destinatarios), las palabras bellas y tiernas.
Su erudición fue polifacética y abrumadora. Su saber no era una pretensión inocua. A través de ella nos inculcó el disfrute de la vida. De lo profundo, pero también de lo mundano: la filosofía, la literatura, la música, la pintura; pero también el buen comer, el vino e inclusive el fútbol. Fue consecuente, y hasta el día anterior a su hospitalización se gozó la vida, se gastó la vida.

Dignificamos su admiración profunda por nuestra madre (‘La Mamá’), la que evidenció hasta su último aliento. Alguna vez expresó que no era posible encontrar una persona que escuchara más que María Cristina. Y este pequeño homenaje también es para ella, porque siempre fue su cómplice irreductible, ante todo en las situaciones adversas.
Nos embarga un infinito dolor por la ausencia de nuestro padre, y nos duele que no vaya a ser testigo directo de la conclusión del proceso de paz, que fue una obsesión permanente en su vida. Nuestro antídoto será guardar su afecto y sensibilidad en nuestro corazón, allí donde nunca va a morir.

2011/07/18

Carta abierta a Alfonso Cano

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Lunes, 11 de Julio de 2011 04:54

Una carta personal, serena y balanceada al comandante de las FARC, donde se exploran uno por uno sus argumentos históricos y sus razones actuales para justificar la lucha guerrillera. Esta misiva franca pero respetuosa y algo extensa sin duda es de lectura obligatoria para quienes piensen que la guerra debe proseguir y para quienes todavía buscan una salida negociada al conflicto interno que vivimos desde hace medio siglo.

Personas de carne y hueso
Comandante Cano:
Me dirijo a usted apoyado en dos razones.
La primera es la circunstancia de haberlo conocido personalmente y de haber interactuado como miembros de la Juventud Comunista. Estudiamos en la misma facultad de la Universidad Nacional; es cierto, Usted entraba cuando yo egresaba del pregrado.
La última vez que hablamos brevemente fue durante mi visita al Campamento del Secretariado de las FARC del 26 al 29 de febrero de 1986, en las postrimerías del proceso de paz que comenzó en 1982. Llegamos allí con la colega de la Universidad Nacional Rocío Londoño, quien había iniciado su investigación sobre el dirigente campesino Juan de la Cruz Varela y estaba interesada en conocer la visión de Manuel Marulanda y de Jacobo Arenas sobre Varela.
También conocí a Joaquín Gómez en Moscú cuando adelantaba su carrera en la Universidad de la Amistad de los Pueblos, y yo el doctorado en la Universidad de Moscú. Me impresionaban su disposición sencilla, su talante festivo.
Al comandante Pablo Catatumbo lo aprecio, podría decir, como colega: recuerdo algunas conversaciones sobre historia de Colombia durante mi visita a la sede del Secretariado. Aparte de su evidente erudición histórica, mostraba una preocupación muy típica de la profesión: la necesidad de las fuentes de información, de conservarlas y recuperarlas mediante la investigación. Me habló con preocupación del archivo de las FARC o al menos de la documentación que no estaba organizada, sistematizada, sino apenas conservada. Me he preguntado luego: ¿Se ha preservado aquella documentación tan valiosa para la historia contemporánea de Colombia?
Recuerdo también un encuentro con Iván Márquez en una larga conversación donde tomó parte Daniel Pecaut, una tarde reverberante en Florencia en los tiempos del Proceso de Paz de La Uribe. Entonces Iván ejercía como miembro del Congreso de la República en representación de la Unión Patriótica. Habíamos compartido afanes en la lucha estudiantil con quien se convertiría en el comandante París en las filas de las FARC.
A Usted, a los dirigentes que he nombrado, no los podría ver a través de los prismas construidos por la propaganda de los medios de comunicación. Tampoco los asumo en la condición de héroes, aunque he admirado su decisión de tomar riesgos y afrontar sacrificios en defensa de una concepción social y política. La imagen que de Ustedes tengo es la humana que guarda mi retina, asociada con el intercambio en actividades o discusiones políticas. En efecto Ustedes fueron gente de estudio y dirigentes políticos urbanos antes de convertirse en cuadros militares.
Los colombianos necesitan entender el por qué de la guerra
La segunda razón para esta carta es que he pensado hace mucho sobre la necesidad que objetivamente tendría el ciudadano corriente de conocer la argumentación de las FARC, y de sopesar tanto su visión del país actual como sus propuestas hacia el futuro.
Durante años he sido profesor e investigador de la historia contemporánea de Colombia, y en los últimos quince años he dedicado también esfuerzos al estudio de América Latina. Subrayo: no soy experto en las FARC, pero dada la época de la que me he ocupado, he tenido que leer y reflexionar sobre el Conflicto Interno por cuanto es parte inseparable de nuestra historia. Por supuesto en estas líneas está incorporada mi sensibilidad de ciudadano atento a las cosas del bien común.
La intención primordial del grupo de intelectuales que, junto con la senadora Piedad Córdoba, le escribió a ustedes una carta era iniciar un intercambio epistolar más allá de las diatribas y la estigmatización. Debo reconocer que tal objetivo cedió ante las urgencias del momento y se extravió en los quehaceres ciertamente necesarios del intercambio humanitario.
Creo que sigue siendo válido insistir en un intercambio epistolar de esta naturaleza, el cual tendría sentido independientemente de los avatares de la guerra y de las dificultades políticas y técnicas que rodearían una tal comunicación. Un intercambio de cara a la opinión pública y donde puedan participar quienes quieran hacerlo y crean que la palabra razonable mantiene su fuero aún bajo las circunstancias más adversas.
En la coyuntura de Colombia y en la fase actual del conflicto interno es por demás necesario y oportuno profundizar la reflexión sobre el mismo y abrir la discusión amplia y democrática, bien sobre la inevitabilidad de la guerra o bien sobre las posibilidades de la paz.
Malos augurios
Hace pocos días el almirante Edgar Cely, comandante de las Fuerzas Militares (Declaraciones para Caracol Radio, junio 15 de 2011) refiriéndose a la confrontación con Ustedes afirmó: “Este es un momento histórico, tenemos que estar unidos; estamos en los veinte metros finales más importantes”.
Pero tan preciso acotamiento de distancias militares no convence ni al mismo personaje que lo ha fijado. En el mismo reportaje había dicho el almirante, aludiendo a las acciones recientes de las FARC: “Cambiaronsu estrategia y ahora están generando una situación que entendemos perfectamente, pero nosotros también estamos cambiando nuestra estrategia” (énfasis añadido). Pues bien: cuando se habla o cuando se proyectan estrategias, estamos refiriéndonos a un período más largo del que tomaría recorrer esas cortísimas distancias.
Por su parte en el reportaje que el periódico español Publico.es difundió el mismo día de las declaraciones del almirante Cely, Usted, comandante Cano, advirtió: “Mientras no aboquemos seriamente, entre todos, la búsqueda de soluciones a los problemas estructurales del país, la confrontación será inevitable. Unas veces más intensa, otras no tanto. En algunos momentos con la iniciativa militar del Estado, en otros con la iniciativa popular, en una trágica ciclotimia que debemos superar, inteligentemente, con grandeza histórica”.
Lo que el párrafo deja en pie es la mención a la “trágica ciclotimia” y esto nos lleva a entender que para Usted la paz sigue siendo lejana, o que estamos abocados a seguir en una curva de confrontación sin término y donde no se asoma todavía algún futuro esperanzador para los colombianos. Aunque parezcan modestas hay novedades que exigirían especial reflexión.
En su reportaje resulta muy limitada su referencia a la Ley de Víctimas, a cuyo proyecto Usted le había prestado mayor consideración en el video difundido por Anncol en enero del año en curso. Al respecto permítame una breve digresión. Sobre el sentido político de esta ley hablan tanto la criminal ofensiva que se ha puesto en marcha contra los restituidos como también el coro de voces de latifundistas y ganaderos tradicionales, inversionistas agrícolas y de sus voceros políticos que la presentan como violación al sagrado derecho de la propiedad privada y golpe a la “confianza inversionista”.
Los asesinatos buscan disuadir a los campesinos empeñados en recuperar sus tierras de proseguir con el movimiento, al tiempo que se proponen apartar a las autoridades de su acción para la aplicación de la ley. Ya antes el país ha sido testigo del desarrollo de ofensivas y campañas de esa índole cuando se ha ensayado poner en marcha políticas agrarias de orientación progresista. Yo me pregunto hoy, Comandante, ¿Volverán tales sectores a imponer de nuevo su designio?
Los argumentos históricos de las FARC
Quisiera referirme a enunciados de las FARC que unas veces se encuentran formalizados programáticamente y otras veces se reiteran de modo más informal en reportajes y declaraciones concedidos por Usted o por sus compañeros del Secretariado, como aquellos que se han conocido durante los últimos meses.
Se trata de fórmulas verbales que en el discurso de las FARC se asumen como axiomas o sentidos comunes. Yo quisiera abrir sólo algunos de tales códigos hasta ahora cerrados, para hacerlos objeto del intercambio dialéctico.
Comienzo por los argumentos sobre el origen del movimiento armado.
La Autodefensa campesina original
Un primer enunciado reza: la lucha armada en Colombia no nació por decreto de nadie; fue la respuesta popular a la violencia de latifundistas y ganaderos amparados por un régimen político antidemocrático y excluyente.
En principio la afirmación es verdadera, pero a mi juicio hace falta seguirla con distancia crítica en su desarrollo. Sin duda en 1949 y en algunas regiones donde venían consolidándose los movimientos de colonos y campesinos, resultó inevitable organizar la autodefensa armada, no ya en defensa de la tierra sino de la vida misma. Pero ya en la primera pausa de “La Violencia” en 1953, había motivos para plantearse la reorganización de un movimiento agrario que, por ejemplo en el Sur del Tolima, venía trabajado con vigor desde mediados de los años treinta. No sobra recordar que en Chaparral, el Partido Socialista Democrático (denominación temporal del Partido Comunista) había tenido ya dos concejales campesinos, uno de ellos el legendario Isauro Yossa.
Pero la reorganización del movimiento campesino no ocurrió. Al contrario cundió el desconcierto y se prolongó la confrontación con antiguos combatientes liberales que respondieron de manera aún más enconada y en efecto agravaron la violencia.
Marquetalia: el viraje
Permítame hacer memoria del hecho crucial que Ustedes con razón han celebrado como el hito fundacional de las FARC. Ese hecho comenzó con la agresión a los pobladores de Marquetalia por parte del Ejército apoyado por fuerzas de Estados Unidos mediante el tristemente célebre Plan LASO. La respuesta que allí se dio era inevitable y la hazaña de los colonos y campesinos quedará inscrita en los anales de la lucha del pueblo colombiano. Analizando aquella coyuntura, Pierre Gilhodés escribió que entre 1964 y 1965 el Ejército colombiano “se inventó un enemigo”, dado que previamente no había una actividad militar en esa avanzada de la colonización.
Luego una decisión de los colonos llevó a convertir las autodefensas en guerrillas. En 1966 el X Congreso del Partido Comunista mediante otradecisión le dio contenido estratégico a la lucha armada guerrillera al adoptar la política de combinación de todas las formas de lucha como su teoría y su práctica.
El paro cívico del 77 y la oportunidad perdida
Sólo menciono otro momento crucial. La escogencia de una opción sería decisiva para iniciar otra etapa de la lucha guerrillera y por lo mismo otra fase del conflicto interno en Colombia. Se trata, comandante Cano, de la lectura del Paro Cívico Nacional (PCN) del 14 de septiembre 1977 que hicieron la dirección de las FARC y la mayoría de la izquierda.
Aquella fue una protesta formidable, un capítulo de la historia de la muchedumbre política en Colombia. Pero muchos concluyeron, de manera subjetiva, que se acercaba la hora de hacer confluir la movilización cívica con la acción armada de la guerrilla, en un formidable torrente insurreccional que resultaría irresistible. Recordará usted que el M-19 fue la guerrilla que de manera más acelerada readecuó su acción a esa previsión. Las FARC concluirían su aprestamiento para actuar de forma más ofensiva en la VII Conferencia que tendría lugar en 1982.
Aún me sigue sorprendiendo que el establecimiento colombiano hubiera llegado a la misma conclusión, pero en dirección contraria: El PCN habría sido un intento de insurrección cuya reedición debía evitarse a toda costa. El presidente Turbay Ayala y el ministro de Defensa, general Camacho Leiva, desarrollaron entonces una ofensiva brutal y desinstitucionalizada en defensa de las instituciones.
La derecha y la izquierda asimilaron el PCN desde sus propias matrices de pensamiento y no pudieron o no quisieron entender lo que aquel acontecimiento había significado realmente. La polarización del país ganó terreno al tiempo que la presencia de las mafias narcotraficantes se hacía sentir en la economía, la sociedad y la política. Esta coincidencia de fenómenos resultaría trágica.
La izquierda hubiera debido estudiar el Paro y la serie de los paros cívicos locales que habían tenido lugar entre 1957 1977. A mi juicio, era necesario ajustar la política a la primacía de los escenarios urbanos y adecuarla a la cultura política que había reflejado aquella protesta multitudinaria contra el alto costo de la vida. El camino escogido fue insistir en las mismas estrategias de antes y darles la espalda a las nuevas realidades.
Sumapaz y Viotá: un modelo alternativo
En la historia colombiana se encuentran modelos de lucha armada, que Usted conoce bien, donde la guerra terminó sin pasar por una derrota de los combatientes. Aludiré a uno de ellos, uno especialmente pertinente porque tuvo su origen por la misma época y dentro de la misma matriz política donde nacieron las FARC. Me refiero al movimiento campesino encabezado por Juan de la Cruz Varela en Sumapaz y Oriente del Tolima.
En esas regiones los campesinos tomaron las armas a finales de 1949, combatieron eficazmente contra la policía y las bandas al servicio de los gamonales y caciques conservadores hasta 1953. En octubre de ese año entregaron las armas en Cabrera y se reincorporaron a sus parcelas. Volvieron a ser objeto de persecución sangrienta y nuevamente fueron a la lucha armada en defensa de la vida. Hasta el Sumapaz llegó la honda del la campaña militar desencadenada por el gobierno de Rojas Pinilla entre noviembre de 1954 y mediados del año siguiente contra el movimiento agrario del Oriente del Tolima, conocida como la Guerra de Villarica.
Cuando la Junta Militar que sustituyó a Rojas en 1957 pintó algunas posibilidades de paz, Varela entabló conversaciones y presentó un pliego de demandas que fue aceptado por el gobierno. Años después él mismo evocaría aquel breve período de paz en los siguientes términos: “Las tropas fueron retiradas, nos dieron todas las garantías, salíamos a los pueblos, convivíamos con el Ejército, con la policía y las autoridades. Es un reconocimiento de honor al mérito, porque parecía que nunca hubiéramos estado en guerra” (Rocío Londoño Botero, Juan de la Cruz Varela. Sociedad y política en la región de Sumapaz (1902-1984),Bogotá: Universidad Nacional, 2011, p.570).
Los campesinos volvieron al trabajo en sus propiedades. No se trató ciertamente de una marcha bucólica. Las bandas de terratenientes causaron asesinatos, ocasionaron víctimas y atropellos económicos, pero los campesinos se quedaron, no permitieron el despojo de sus tierras. En ello jugó un papel decisivo el hecho de que los campesinos hubieran podido mantener la organización y la movilización de la gente.
También por los tiempos de “La Violencia” de 1946 a 1964, el movimiento agrario de Viotá negoció acuerdos para el Tequendama, que hicieron de esta región una comarca de paz en medio de la guerra. Debo anotar además que tanto en Sumapaz como en el Tequendama, el Partido Comunista respaldó las alternativas de la paz. Estos casos merecen ser estudiados con detenimiento en el momento actual cuando no obstante el ruido de los tambores de la guerra la paloma de la paz intenta levantar su vuelo.
Comandante Cano, si bien no desconozco que el origen y el desarrollo de los conflictos sociales obedecen a razones objetivas y a causas estructurales, por otra parte subrayo el papel de las decisiones o de las escogencias entre alternativas políticas que llevan a cabo las partes en el conflicto. Si destaco el resultado de escogencias de caminos distintos del que hasta hoy han transitado las FARC, lo hago en virtud de aquella sabiduría elemental según la cual las cosas que comienzan por voluntad de las personas también pueden acabarse por voluntad de las personas.
Paso ahora a conversar, si me disculpa Usted esta ya larga misiva, sobre las razones sobre las cuales las FARC ponen el mayor énfasis para insistir en la lucha armada bajo las circunstancias actuales de Colombia.
Pobreza y desigualdad acuciantes
Comienzo por los factores que harían inevitable la acción armada: las causas estructurales como la pobreza, la monstruosa desigualdad en la distribución del ingreso, la inconmovible concentración de la propiedad sobre la tierra, la imposibilidad de las mayorías para acceder a una educación de calidad o a los servicios de salud….
Por supuesto la lucha armada hunde sus raíces en este océano de privaciones e iniquidades. Creo que pocos negarían la validez del argumento. Paradójicamente los militares que pusieron en marcha la maquinaria de guerra contra campesinos y colonos a mediados del decenio de 1960 introdujeron en el mundo oficial lo que el general Ruíz Novoa, Ministro de Guerra llamó entonces las causas estructurales de la subversión y que en el decenio de 1980 otro general, Landazabal Reyes Ministro de Defensa denominó como los “factores objetivos” de la violencia.
Pero aunque el argumento sea tan convincente en términos éticos y en términos lógicos, no deja, Comandante, de mostrar grietas cuando se lo somete a ciertas preguntas críticas y en el contexto concreto de Colombia.
Preguntas inquietantes
Sin contar sus años de actividad como autodefensa campesina, las FARC ya tienen 47 años de existencia. Es pertinente preguntar: ¿Cuáles son los beneficios que esta lucha abnegada de tres generaciones de hombres y mujeres guerrilleros le han traído a Colombia? ¿Cuáles grupos de trabajadores rurales o urbanos han logrado conquistas socialesduraderas por obra de las FARC durante este medio siglo? Más allá de los recursos polémicos, no descarto que Usted, Comandante, disponga de respuestas que yo ignoro y que sería del más alto interés para todos conocer.
La utilización del Conflicto
En este punto debo aludir al uso del conflicto interno por parte de los sectores dominantes para impulsar sus propios intereses económicos, sociales y políticos. Es evidente que los señores de la guerra, los paramilitares amparados por sectores de las Fuerzas Armadas y otros actores legales o ilegales opuestos al interés de los trabajadores y de las fuerzas democráticas se benefician de maneras muy distintas de la existencia y la prolongación del conflicto interno en contravía de los cambios que las FARC se propusieron desde su creación. Hay en especial razones para pensar que el fenómeno Uribe se gestó en el contexto del con razón llamado “síndrome del Caguán”, un fenómeno político – emocional que arrastró a la mayoría de la opinión y la puso en manos de la extrema derecha.
La parapolítica, cuyo camino fue abierto por el paramilitarismo contrainsurgente y mafioso, ha sido el mecanismo más eficaz de reclutamiento de un nuevo personal político. Esa clase política accedió a las esferas de la dirección del Estado y de los partidos, creó sus redes de neo-clientelismo, e indujo a un nuevo balance de las participaciones regionales en el aparato del Estado.
Los apoyos populares de las FARC
Comandante: no tengo duda que a lo largo de su historia las FARC han contado con bases sociales de apoyo. En regiones enteras han sido el único Estado para la población excluida del acceso a bienes y servicios. A la larga se admitirá que por la acción de la insurgencia grandes regiones que por largo tiempo fueron periféricas han entrado paradójicamente en el proceso de la integración nacional. El hecho de que Colombia haya sido un país de colonizaciones y que aún en el siglo XXI haya frontera agraria abierta constituye uno de los fundamentos para entender la sociología de la guerrilla.
También entre las mayorías pobres de las grandes ciudades hay sin duda sectores que apoyan la lucha armada y personas de otros medios sociales que lo hacen por motivos políticos o ideológicos.
De aquí se siguen al menos dos grandes consecuencias. Por una parte no parece realista ni sensata la política de exterminio que proclaman o reclaman algunos sectores. Por otra parte no sería posible que el movimiento guerrillero acepte poner fin al conflicto interno mediante el trámite de una simple reinserción.
Apoyo insuficiente para lograr los cambios
Señalado lo anterior, debo añadir que el balance objetivo de los apoyos sectoriales y regionales al actuar de las FARC no constituye la base sociopolítica que les permita a las FARC encabezar el vasto movimiento político de las masas urbanas y rurales que se hace necesario para lograr cambios profundos en Colombia.
Las potencialidades de transformación que los movimientos armados han podido crear en su larga historia germinarán solo cuando ellos logren ser parte efectiva y por tanto creíble de un movimiento democrático por la paz. Por supuesto: la salida negociada del conflicto no significará el cumplimiento automático de los cambios, pero sin duda contribuirá a crear las condiciones para que la gente luche por ellos de manera políticamente más efectiva y humanamente más constructiva.
El conflicto y la interferencia de Estados Unidos
Comandante: las FARC desde un comienzo reclamaron el desarrollo soberano de Colombia y en especial se opusieron a nuestra subordinación inveterada respecto de Estados Unidos. Pero, otra vez, los sectores dominantes han usado el conflicto para afianzar su alienación irrestricta con los intereses económicos y geopolíticos de ese país.
Cuando el segundo gobierno de Uribe estableció el Acuerdo de Cooperación Militar con el pretexto de combatir “el terrorismo”, el embajador de Estados Unidos William Bronfield trató de tranquilizar a quienes se alarmaron o indignaron, al decir que no se trataba de algo nuevo sino de renovar un acuerdo anterior. Ese acuerdo no era otro que el Pacto Militar Bilateral firmado el 17 de abril de 1952. Tal ocurrencia bien podía tomarse como un desplante cargado de cinismo, en tanto el Pacto del 52 fue un acto de vergonzosa sumisión al interés militar de un país extranjero; corrían los tiempos de la participación de Colombia en la aventura de Estados Unidos en Corea.
No quisiera que esta reflexión mía se tomara como un reclamo al movimiento armado por no haber logrado la adopción de una política internacional independiente. En todo caso esta sería una responsabilidad que trasciende a los alzados en armas. Pero a mi juicio el que Colombia cuente con “la guerrilla más antigua del mundo”, como suele decirse, tampoco ha servido para disminuir la dependencia frente al imperialismo.
Asesinato de los opositores: el exterminio de la Unión Patriótica
Comandante Cano, me refiero ahora a un punto que suele paralizar la discusión con quienes defienden la continuidad de la lucha armada: se trata del asesinato o la persecución de quienes han hecho dejación de las armas por parte de sectores del Estado, de sicarios al servicio de terratenientes, ganaderos, empresarios u otras fuerzas de derecha.
Esta en realidad es la expresión aguda de la intolerancia inscrita en el sistema político colombiano respecto de las corrientes alternativas o de izquierda que pretenden irrumpir en la escena política o impulsar los movimientos sociales.
En su ya mencionado reportaje para Publico.es, recordó Usted la serie bicentenaria de líderes populares que han sufrido la violencia y que va desde el atentado al Libertador hasta los asesinatos de Jaramillo Ossa y Cepeda Vargas, para concluir de manera lapidaria: “Porque en Colombia a la oposición democrática y revolucionaria, la asesina la oligarquía. La masacre de la Unión Patriótica es la muestra palmaria.”
¿Quién podría sensatamente negar que la anterior afirmación tiene bases muy ciertas?
Y sin embargo una vez más es necesario abrir las fórmulas cerradas. La Unión Patriótica fue víctima de una alianza conformada por sectores de las Fuerzas Armadas, mafias del narcotráfico, gamonales políticos y paramilitares. Pero estas fuerzas contaron a su favor con el hecho de que la UP, surgida por convocatoria de las FARC, es decir por un movimiento guerrillero que hacía parte de un proceso de paz, tuvo que cargar con el fardo de sostener la política de combinación de todas las formas de lucha.
Me parece que en la encrucijada de 1984 se planteaba la disyuntiva: o bien se profundizaba el proceso de paz y la guerrilla se transformaba en una fuerza política sin apoyaturas militares, o bien se continuaba con la acción insurgente renunciando a la creación de una organización política legal.
Usted mismo ha insistido desde hace ya tiempo en un tipo de organización política distinto y por definición, ilegal, lo cual, conceptualmente al menos, tiene más coherencia que la fórmula de 1984.
El intento de sentarse en dos sillas a un mismo tiempo fue una decisión inevitablemente utópico-catastrófica. No soy tan ingenuo para pensar que los exterminadores de la UP se hubieran convertido en palomas de la paz o en defensores de Derechos Humanos ante la decisión de renuncia a las armas por parte de los insurgentes. Sin embargo considero que amplios sectores políticos y corporativos del país se hubieran constituido en dique de contención frente a esa alianza siniestra. Guiados por la ética, o aún por pautas mecánicas del principio de justicia, hay fuerzas de opinión considerables que en casos semejantes han jugado en defensa de quienes optan por dejar las armas.
El M19: las respuestas del gobierno y de la opinión
Quizá, comandante Cano, sea pertinente recordar acá que en los acuerdos preliminares entre el M-19 y el gobierno Barco se adoptaron compromisos que luego fueron parte del proyecto de reforma constitucional que debatía el Congreso en 1989. El gobierno se vio obligado a retirar el proyecto por la inclusión del tema de la extradición que auspiciaron las mafias. Pero si entonces el presidente no estuvo en condiciones de cumplir, los votantes resarcieron al M-19: primero en las elecciones al Congreso de 4 de marzo de 1989 y luego, más ampliamente, en las elecciones a la Constituyente del 9 de diciembre de 1990.
Otra cuestión sería discutir lo que hizo el M-19 con semejante capital político. Pero en aquella encrucijada confluyeron una organización guerrillera en proceso de paz y el vigoroso movimiento ciudadano por una nueva Constitución -la que sería adoptada en el 91.
Respuesta sibilina
No puedo concluir sin referirme a una pregunta que a Ustedes siempre les formulan y con la cual seguramente los seguirán apremiando: la relación de las FARC con los negocios de la droga, dados en especial los altos costos de la guerra en Colombia.
Debo admitir el desconcierto que me produjo su respuesta en la citada entrevista para Público.es: “Quisiera serle taxativo en esto: ninguna unidad fariana, de acuerdo a los documentos y decisiones que nos rigen, (énfasis añadido) pueden sembrar, procesar, comerciar, vender o consumir alucinógenos o sustancias psicotrópicas. Todo lo demás que se diga es propaganda”.
Yo no quisiera figurar entre los propagandistas, pero no puedo ignorar que su remisión a “los documentos y decisiones que nos rigen” fue una manera muy peculiar de respuesta sobre la cual habría que concluir sencillamente que dentro de las FARC sucede lo que ocurre en Colombia: que la ley se obedece pero no se cumple.
Los signos de cambio en América Latina
Los partidarios de la salida política al conflicto solemos buscar los signos que anunciarían la paz en cada coyuntura. No pocas veces se trata de meras proyecciones del deseo; pero esta carta no quiere anticipar escenarios futuros, sino apelar de manera realista o aún desencantada al análisis de los factores e intereses particulares, corporativos o existenciales que sustentan la guerra colombiana, para invitarlo, comandante Cano, a repasar su peso frente a los beneficios que para todos tendría el compromiso efectivo con la salida negociada del conflicto.
Las tendencias sociales, políticas y geopolíticas que desde hace un decenio se vienen observando en América Latina estimulan el análisis y alientan la controversia democrática. En Brasil, en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador en Argentina y Uruguay se vienen ensayando caminos de participación nueva de la gente, se adoptan políticas sociales más o menos profundas según el prisma desde el cual se las mire, se plantean apuestas por el avance de un mundo multipolar contra las formas más aberrantes de la dependencia con respecto al imperialismo, se dan pasos de un mayor control de las riquezas y los recursos propios.
Todos estos países pasaron por experiencias insurgentes a las cuales encontraron término ¿Quién hoy podría invocar como emblemática particularidad colombiana la prolongación de una guerra que no parece que pueda prolongarse sino a costa de descomponer a sus protagonistas militares y de enervar a toda la nación con el culto a los valores de muerte?
La perpetuación de la guerra no puede erigirse en mito nacional ni el programa de la destrucción del adversario en un objetivo colectivo exaltante.
Es una decisión
Comandante Cano: Quisiera concluir con una cita de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra: “A nuestro entender, el conflicto puede tener salida atacando sus causas objetivas, mediante la realización de reformas políticas, económicas y sociales, que permitan mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la población colombiana. Pero también, a partir de la voluntad y decisión política expresa de las fuerzas en contienda”. (Encuentro Nacional de Comunidades, afrodescendientes e indígenas por la tierra y la paz en Colombia. “El diálogo es la ruta” Barrancabermeja, Agosto 12-15 de 2011).
Es una aspiración que se fortalecerá en la medida en que las señales aún débiles pero ciertas de paz que se originan en el gobierno y aquellas que Usted y sus compañeros han lanzado en los últimos meses se plasmen en una auténtica y concreta opción por la paz.
Historiador


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Medófilo Medina*